27/4/07

UN SUENO CON CLAROSCUROS

Cuando pienso que he pasado casi toda mi vida profesional trabajando con personas adultas me siento un privilegiado porque he podido compartir con estas personas conocimientos, experiencias, ilusiones, sueños ...
Siempre pensé que la persona que cuenta con herramientas para interpretar la realidad es dueña de su quehacer diario, es más libre y más feliz y si esto se hace de una manera permanente, las personas tienen la posibilidad de recrear esa realidad y hacerla más humana y más vivible. La educación cumple aquí, también, un papel fundamental.
Empecé a trabajar en Adultos a finales de los años 70; época de grandes cambios políticos en nuestro país y también en el campo de la educación.
Me vienen a la memoria las diez directrices que se señalaban en aquel Libro Blanco para una reforma de la Educación de Adultos en España, allá por el año 86, donde se decía que ésta debía insertarse en la misma lógica que todo el sistema educativo y más en concreto en la Educación Post-obligatoria.
Sería la LOGSE, en el año 90, quien la vestiría de largo en su Título Tercero donde dice que el sistema educativo garantizará que las personas adultas puedan:
  • adquirir y/o actualizar una formación básica.
  • mejorar una cualificación profesional o prepararse para el ejercicio de otras.
  • Desarrollar su capacidad para una mejor participación en la vida social, cultural, política y económica.
Grandes esperanzas se generaron en la sociedad con esta declaración de intenciones a la espera de concretarlas con nueva normativa.
Han pasado ya 17 años y me permito hablar de realidades y decepciones que me han acompañado en todo ese proceso. ¿Cuál es la realidad de la Educación de Personas Adultas en la Comunidad de Madrid?
Existe una red completa de Centros específicos y ordinarios donde se imparte la Educación Básica de Personas Adultas en la doble modalidad de presencial y a distancia.
Se suele decir que la Educación de Personas Adultas se sustenta sobre tres pilares. Uno que hace referencia a la formación básica. Otro a la formación
técnico-profesional y un tercero a la formación para el desarrollo personal y la participación
Está implantada la Enseñanza Básica para personas adultas en estos centros, pero con una oferta educativa calcada de la Educación Básica obligatoria y sin tener en cuenta las necesidades y condición de las personas adultas. ¿Para cuándo un diseño curricular abierto, flexible y adaptado a las demandas de estas personas?
A mi modo de ver, es insuficiente la normativa que desarrolla las enseñanzas técnico-profesionales a las que se pueda acceder en estos centros y la implementación de medios humanos y materiales para llevarlas a buen puerto así como la definición del perfil del profesorado que las imparta.
Lo mismo ocurre con la formación para el desarrollo y la participación. Esta sería la aportación más original de la LOGSE a la educación de adultos. Existe en los Centros una oferta muy variada y experimentada que espera, normativa que la defienda y proteja, para no morir asfixiada por los aires que corren que parecen dar validez solamente a las enseñanzas regladas.
¿Por qué no vieron la luz aquellas normativas que debían regular éstas dos últimas enseñanzas?
El ordenamiento realizado hasta la fecha en lo que se refiere a la Educación de Personas Adultas, está contemplado bajo el prisma de la legislación referida a la ESO y condicionado por ella. Sin embargo, el artículo 51,2 del Título Tercero de la LOGSE abría nuevos campos que conllevaban mayores dificultades para su concreción legislativa. Imposible un Reglamento Orgánico de Centro sin antes haber cubierto esas lagunas.
A pesar de todo, no quiero finalizar estas reflexiones sin mencionar el esfuerzo que han hecho las Administraciones Educativas, aportando medios para apoyar al profesorado en este reforma. Nunca se habían puesto tantos medios técnicos y formativos al alcance del profesorado, sobre todo en la primera década de esta implantación. Algunos ejemplos importantes de ese esfuerzo fue la formación del profesorado en aspectos como los siguientes:
  • Enfoques psicológicos del aprendizaje en las personas adultas.
  • Estrategias para elaborar los Proyectos Educativo y Curricular.
  • Organización de los contenidos en la programación. El diseño de Unidades Didácticas.
  • Criterios para la elaboración y utilización de materiales curriculares.
  • Estrategias y habilidades sociales para trabajar en y con grupos.
  • Formación en el campo de la Nuevas Tecnologías para su utilización en el aula.
Y..., como mis sueños, sueños son, creo que al menos parte del profesorado, continúa esperando que la Administración dé forma jurídica adecuada para desarrollar las enseñanzas referidas a la formación técnico profesional y a las del desarrollo y la participación, que tienen una andadura bien demostrada en la red de Centros de esta Comunidad de Madrid.
¿Van en esta línea las políticas actuales?
Desde la distancia, seguiré soñando.

Luis Ignacio Francisco

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