Internet es ya un fenómeno de masas. Por su incidencia en la vida diaria, por el número de usuarios, y por su influencia en la vida económica y en los diferentes sectores productivos, ejerce una influencia igual o superior a la que su momento adquirieron primero el teléfono, y después la radio y la televisión. Además, es ampliamente conocido el hecho de que esta situación se ha alcanzado en un plazo notablemente inferior al que los otros avances tecnológicos mencionados necesitaron para ello: en cifras redondas, 50 años para el teléfono, 30 para la radio, 20 para la televisión, 10 para Internet.
Sin embargo Internet, no ha llegado todavía a la situación estable de los otros ejemplos citados, con pocos avances técnicos, y evolución pausada y centrada en los detalles. Muy al contrario, estamos asistiendo (y, previsiblemente, seguirá sucediendo así en los próximos años) a una serie de avances que pueden suponer cambios (en algún caso revolucionarios) en la forma de usar Internet, y en las aplicaciones que permite. A continuación se revisan algunos de los más significativos.
ADSL
En los primeros tiempos de Internet, el modo de conectarse a la red para los usuarios que no disponían de la capacidad económica suficiente para alquilar una línea propia desde su domicilio (es decir, la inmensa mayoría) consistía en la utilización de un modem, dispositivo que permite la comunicación entre ordenadores mediante un código de tonos dentro de la banda vocal. Esto quiere decir que los ceros y unos que utilizan los ordenadores para comunicarse se transforman en tonos audibles (casi todos hemos escuchado alguna vez la sucesión de rápidos pitidos de un aparato de fax al conectarse). Aunque esta solución ha permitido seguir utilizando los tendidos de cobre existentes, que a lo largo del último siglo han requerido una elevada inversión, tiene varios inconvenientes: la velocidad está limitada, no se pueden hacer llamadas telefónicas cuando se está utilizando el módem, y en algunos casos el coste de la sesión depende de su duración. Para solventar estos problemas, los operadores de telecomunicaciones han desarrollado diversas soluciones. Una de ellas es el denominado ADSL, que es un acrónimo de la expresión anglosajona Asynchronous Digital Subscriber Line (Línea de Cliente Digital Asíncrona). Mediante esta técnica, se utilizan en la línea telefónica bandas de frecuencia más elevadas, no audibles, para transmitir la señal de datos (por hacer una analogía acústica, equivale a la transmisión de ultrasonidos, no audibles). Con ello, es posible alcanzar mayores velocidades, no se interfiere con las llamadas telefónicas y, desde el punto de vista de los servicios, los operadores ofrecen tarifas independientes de la duración. En el momento actual, son ya comunes velocidades de 3 Megabits por segundo (tres millones de ceros y unos transmitidos por la línea en un segundo).
Sin embargo, el aumento de velocidad estará a partir de ahora cada vez más condicionado por el cable de cobre que, con las velocidades actuales, está ya llegando al límite de sus posibilidades tecnológicas. Esto no ocurre cuando se utilizan fibras ópticas (e impulsos de luz) en lugar de cables de cobre (e impulsos eléctricos), las cuales tienen una capacidad de transmisión enorme (que será prácticamente ilimitada durante mucho tiempo). Por ello, los operadores están acercando cada vez más los tendidos de fibra óptica a los usuarios finales, reduciendo cada vez más la longitud del último tramo de cobre. En los próximos tiempos asistiremos a una red de fibra óptica cada vez más extendida, que permitirá velocidades cada vez mayores.
Wifi
Paralelamente a la difusión del ADSL como medio de llegar al usuario final, se ha desarrollado en los últimos tiempos la tecnología denominada Wifi (Wireless Fidelity o Alta Fidelidad por Radio, por similitud con Hi-Fi, antigua denominación de la Alta Fidelidad acústica). Mediante este sistema, un usuario con un ordenador y un dispositivo adaptador Wifi se puede comunicar con un Punto de Acceso Wifi para enviar y recibir datos, siempre que se encuentre dentro del radio de alcance del mismo. En el caso de instalaciones domésticas, el Punto de Acceso es el propio modem o router, si está dotado de capacidades Wifi. Es evidente que la utilización de la radio presenta diversas ventajas: No se necesitan cables, se dispone de movilidad, etc. Además, el cada vez mayor número de Puntos de Acceso Wifi en lugares públicos, ya sea de acceso libre (como es el caso de redes establecidas por algunas entidades públicas) o de pago (como hoteles, etc) permite seguir utilizando Internet fuera del domicilio o el lugar de trabajo.
Como cualquier solución, Wifi no está exenta de inconvenientes: por utilizar un medio radioeléctrico abierto, está sujeta a ruidos e interferencias, sus prestaciones pueden decaer cuando el número de usuarios aumenta en exceso, o con determinados tipos de aplicaciones (volcado de ficheros, etc) y es bastante insegura ya que, aunque dispone de la posibilidad de enviar los datos cifrados, los métodos de cifrado que se normalizaron inicialmente (y que son los que utilizan casi todos los adaptadores) son fácilmente descifrables sin conocer previamente la clave de usuario.
En el próximo futuro, asistiremos a un desarrollo cada vez mayor de las aplicaciones del Wifi, por ejemplo para la monitorización y control de dispositivos, y a un número cada vez mayor de puntos de acceso. Por otra parte, se extenderán cada vez más las nuevas normas de cifrado, ya aprobadas, para evitar el acceso de usuarios no autorizados. No son previsibles, sin embargo, aumentos significativos del radio de cobertura (distancia de utilización), debido a las limitaciones legales en las potencias emitidas.
Software libre
Con la posibilidad de rápida y fácil intercomunicación, y acceso a todo tipo de servidores, que proporciona Internet, se ha desarrollado en los últimos tiempos el concepto de software libre. A diferencia del software comercial, proporcionado por empresas que se reservan todos los derechos de venta, modificación, etc. (y que sigue siendo la inmensa mayoría del software que se utiliza), el concepto de software libre introduce la posibilidad de que los usuarios tengan acceso a los programas originales (códigos fuente), y puedan modificarlos, incorporarlos a sus propios productos, etc. El introductor del concepto fue Richard Stallman, fundador de la FSF (Free Software Foundation, o Fundación de Software Libre). El concepto de Software Libre no supone que los usuarios puedan hacer cualquier cosa con este tipo de programas; lo que está permitido se establece en la Licencia de Uso, que puede ser de muchos tipos. En algunos casos se tiene acceso al código fuente, y en otros no; puede ser posible o no incorporar el programa a programas propios, etc. Entre las licencias más utilizadas está la licencia GPL (General Public License, o Licencia Pública General). En los productos sujetos a esta licencia, el autor conserva los derechos de “copyright”, y es posible la modificación y redistribución de los programas, pero siempre que el producto resultante esté sujeto también a una licencia GPL.
Alrededor del software libre, e impulsada por las Administraciones públicas, que están fomentando su uso como un medio de promover el desarrollo de empresas de software locales, está surgiendo un área de actividad orientada a los servicios: si el software libre como tal no puede ser vendido, sí es posible vender servicios de instalación, mantenimiento, formación, etc.
Existe ya una gran variedad de productos de software libre de uso general, como diversas distribuciones de Linux, el sistema Open Office, que es un conjunto de aplicaciones similares al Office de Microsoft, navegadores y clientes de correo, como Mozilla Firefox y Mozilla Thunderbird, editores gráficos como GIMP, etc. Por otra parte, hay sectores específicos de la industria de comunicaciones que utilizan software libre, por ejemplo los servidores de Internet, que en su inmensa mayoría utilizan el programa Apache para gestión de servidores, el lenguaje PHP y el gestor de bases de datos MySQL, todos ellos de software libre.
Sin duda, el software libre supone una alternativa al software comercial que ofrece grandes posibilidades por sus menores costes de implantación, pero éstos pueden resultar engañosos a largo plazo, ya que es necesario dedicar recursos considerables al mantenimiento formación, etc.. Desde el punto de vista del modelo de negocio, el software libre puede ser un factor que contribuya a contrarrestar el poder de los grandes monopolios. Sin embargo, en muchos casos el desarrollo de software libre está muy basado en la contribución de un gran número de programadores entusiastas, sin ánimo de lucro, agrupados en torno a fundaciones o proyectos. No está claro hasta que punto esta situación se podrá mantener de forma indefinida, ni tampoco si puede constituir la base de un modelo de negocio viable a largo plazo.
IP versión 6
En la actualidad, el conjunto de normas y procedimientos que utiliza la red Internet para permitir la comunicación entre ordenadores (IP: Internet Protocol, o Protocolo Internet), actualmente en su versión 4, está dando signos de agotamiento en algunos aspectos, principalmente en el tema de la numeración utilizada. Todos los dispositivos conectados a Internet tienen un número (la dirección IP) de 32 dígitos binarios (bits) de longitud, que se suele representar mediante mediante cuatro números decimales menores que 256, separados por puntos (por ejemplo, 138.255.255.28). Esta dirección, equivalente en muchos aspectos al número telefónico de una línea, permite que los diferentes dispositivos y ordenadores conectados a Internet sepan donde deben enviar la información, dependiendo de con quien se quieren comunicar. En el momento actual, es posible utilizar un máximo de cuatro mil millones de direcciones. Debido al crecimiento de la red, el número de direcciones disponibles se está agotando, por lo que desde hace algunos años se han definido nuevas normas (denominadas IP versión 6) que, entre otras cosas, amplían el número de direcciones disponibles hasta 1038 (es decir, serán inagotables en la práctica). Con ello, va a ser posible asignar direcciones IP a todo tipo de dispositivos (por ejemplo domésticos y, en las visiones más futuristas, hasta personales), y controlarlos a través de la red. De esta manera, serán posibles multitud de aplicaciones y servicios, mucho de los cuales es difícil imaginar por anticipado.